Maimónides (1138-1204) fue un filósofo judío apreciado por las tres religiones monoteístas. Lo que suele desconocerse es que también fue un destacado higienista y uno de los primeros cultores de la medicina preventiva y psicosomática.
Debemos recordar que en el siglo XII no se conocía la existencia de las bacterias y virus, tampoco había vacunas. La práctica centenaria de la medicina había generado los conocimientos básicos que se valieron los médicos de aquella época.
Entre los centenares de medidas preventivas prácticas que pregonaba Maimónides se encuentran: el lavado de manos antes y después de las comidas, el tomar el agua siempre hervida y el vivir en lugares aireados. Temas que hoy repiten los infectólogos respecto a la prevención del coronavirus y de todas las epidemias.
Nos preguntamos ¿Cuántos millones de personas se hubieran salvado si solamente hubieran seguido estos dos simples consejos de Maimónides (lavado de manos y hervir el agua)? Cabe recordar que hasta el siglo XIX (casi siete siglos después de Maimónides) ni siquiera los médicos se lavaban las manos antes de atender a un paciente o luego de hacerlo.
El propio Maimónides comenta que él mismo se lavaba las manos cuando informa como era su día dedicado a la medicina. Señala que “al retornar del palacio del Sultán dejo mi burro, me lavo las manos y voy hacia los pacientes que me esperan para calmarlos, saludarlos y pedirles que tengan la bondad de esperarme hasta que coma un pequeño bocadillo… luego me quedo atendiendo hasta que me duermo sentado..
¿Cuántos otros millones se hubieran salvado de contraer enfermedades relacionadas con los pulmones y el aparato respiratorio si se hubiera vivido en lugares aireados y saludables como recomendaba el sabio cordobés?
Maimónides proféticamente sostenía que “el aire de la ciudad está estancado, es turbio y espeso, resultado natural de los grandes edificios, calles estrechas, los desechos de sus habitantes…”. Y poco más adelante nos dice: “El cuidado de mantener el aire limpio es la regla más destacada para preservar la salud del cuerpo y del alma”.
En síntesis, Maimónides sobresalió como higienista, en la percepción de la importancia de la relación psique/soma, en el fomento de la medicina preventiva, en la alta consideración a los factores emocionales y psicológicos—que incluso lo señalan como antecedente si no precursor de la medicina psicosomática y de la modernísima risoterapia—. Temas que aún hoy tienen plena vigencia.
Asimismo, se animó a darnos consejos sobre el estilo de vida: “El hombre debe vestir según sus posibilidades; comer, en cambio, por debajo de sus medios y sembrar la justicia por encima de todos sus medios”.
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