La Fiesta de las Cabañas

La celebración, que dura siete días, este año se extenderá hasta el domingo 20 de octubre. Por Sonia Herskovits

Es un período para empezar a conectarse con la esencia de la alegrؙía, el disfrute de la cotidianeidad y el agradecimiento por los frutos obtenidos de la tierra. Es el tiempo de la cosecha.

Este espíritu festivo deja atrás el reciente período de balances, reflexiones y arrepentimiento del “Día del Perdón”, para construir un nuevo hogar, con la certeza de haber recibido un “buen juicio” y ser merecedores de un año más de vida.

La Sucá

En este contexto de felicidad, la festividad recuerda a los antepasados que vivieron en cabañas durante cuarenta años, en su peregrinaje por el desierto hacia la tierra prometida: el éxodo desde la esclavitud en Egipto hacia la libertad.

La propuesta es abandonar la comodidad y el encierro del hogar para pasar siete días en esta vivienda de una estructura precaria y vulnerable.

La Sucؘá debe tener al menos tres paredes con escasos cimentos y un techo cubierto de ramas, palmeras y frutos para dar sombra, pero que al mismo tiempo permita ver las estrellas de noche. Hay puertas para que puedan entrar los invitados, y está abierta por los cuatro costados. Es posible llevar los propios muebles y adornarla para estar cómodos y a gusto.

En todas las sinagogas se puede acceder a las “cabañas”, que están organizadas para convivir la mayor cantidad del tiempo con seres queridos y conocidos, compartiendo comidas, charlas y estudio.

En Sucot estamos alegres en condiciones físicas precarias, valoramos la humildad, la simpleza y priorizamos la alegría y la fortaleza espiritual por sobre la fugacidad de la vida material.

La Sucá es un símbolo de paz, no hay lugar para discordias ni divisiones. Une a todos más allá de cualquier tipo de diferencias. Todos somos uno.