La comunidad judía conmemora Iom Kipur

Por Sonia Herskovits

La festividad judía conocida como “El Día del Perdón” es, justamente, el día más sagrado del año y, según el calendario judío este año comienza el martes 8 de octubre con la salida de la primera estrella y termina al anochecer del miércoles 9. Se trata de una jornada de introspección, arrepentimiento y ayuno para reflexionar sobre las conductas y asumir los errores cometidos contra
Dios, contra nosotros mismos y contra el prójimo.

Una oportunidad de repensar la propia vida, revisar los valores y modificar comportamientos nocivos.

“Existen tres tipos de comportamientos particularmente valorados en las costumbres de estas festividades, tanto en el Año Nuevo Judío como en Iom Kipur. El primero, es un replanteo frente al propio ser humano: teshuvá, o retorno a lo más puro de uno mismo. Otro, frente al Creador: tefilá o plegaria; y un tercero frente a nuestros semejantes (tzedaká, o caridad en sentido amplio de reparar las situaciones injustas)”, explica Mario Eduardo Cohen, presidente del CIDICSEF (Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí).

Los sabios explicaban que las ofensas contra otras personas, como familiares, amigos, conocidos o colegas, están perdonadas si existe la humildad y el coraje de pedir disculpas; pero al mismo tiempo es muy importante tener la grandeza de perdonar. Aunque lamentablemente muchos seres humanos aun no poseen la suficiente evolución psicológica y espiritual para disculparse, es necesario perdonar para alejarnos del rencor y el resentimiento hacia los otros y lograr un equilibrio emocional.

El ayuno

Hace algunos años, un cirujano me prescribió quince horas de ayuno previo a una operación menor, pero la restricción abrió mi apetito más que de costumbre. Nuestra mente está “chipeada” para desear con mayor intensidad aquello que se nos prohíbe. En esas horas “difíciles”, mi sobrino de 13 años en aquel entonces, me dijo las palabras claves para sobrellevar el momento: “Acordate cuando no comemos nada ni tomamos agua en Iom Kipur. Si podés ese día vas a poder ahora”.

El ayuno de más de 24 horas es un acto de purificación y un desafío físico y espiritual que pone a prueba la disciplina y la resistencia; y si el ser humano es capaz de dominar el hambre y la sed, también puede controlar las inconductas y lograr ser comprensivo y empático con el prójimo.

En tiempos de tanta desigualdad económica y social, no ingerir alimentos ni beber “por un rato” obliga a ponerse en el lugar de quienes pasan hambre a diario, y en consecuencia actuar frente a tanta injusticia mediante diferentes expresiones solidarias. “El ayuno no implica pasividad sino, por el contrario, actividad. De acuerdo con el texto de Isaías, que se lee durante el rezo en la sinagoga, debe tener un significado de activa solidaridad con los necesitados, los desvalidos y los desposeídos”, dice Cohen.

Iom Kipur es un día de intensidad espiritual que pasamos en la sinagoga junto a toda la comunidad, para reconectarnos con la propia esencia, y comenzar a reparar los vínculos con uno, con el prójimo y con Dios.