Hacia una menor brecha de género en la ciencia argentina

Por Dra. Julia Halperin*

La proporción entre mujeres y hombres que desarrollan sus actividades en Ciencia y Tecnología en Argentina es hoy muy pareja. Las mujeres ganaron espacio en este ámbito y esto tiene que ver con una política pública de expansión del sistema científico que se dio entre 2003 y 2015 y que permitió la incorporación de muchas mujeres a la ciencia. Este logro nos destaca como un país mas igualitario frente al resto ya que a nivel mundial las mujeres apenas llegan al 30% del universo científico. En estos últimos años, además de incrementar la participación de mujeres en el ámbito científico, se han logrado avances importantes como por ejemplo, la licencia por maternidad para las becarias y la prórroga de 3 meses de sus becas correspondientes, o la prórroga en la entrega de informes de Carrera de Investigador por maternidad o adopción. Es importante destacar que en junio de 2020, se creó el Programa Nacional para la Igualdad de Géneros del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (https://www.argentina.gob.ar/ciencia/igualdaddegeneros/programa) cuya función es crear y articular políticas públicas que permitan mejorar la situación de las mujeres y la población LGTBI+ en términos de propiciar el desempeño y el progreso laboral e impulsar el acceso a posiciones jerárquicas y de gerenciamiento.

Si bien es importante resaltar los logros, debemos tener en cuenta que esta paridad de género en actividades de investigación se va perdiendo cuando se desdoblan las categorías dentro la Carrera de Investigador Científico (CIC) de CONICET. Se puede observar que las mujeres representan el 61,3% de los Investigadores Asistentes (escalafón mas bajo dentro de la CIC), pero no llegan al 25% de los Investigadores Superiores (escalafón más alto). No solo eso, las mujeres argentinas en Ciencia y Tecnología dirigen 26,7% menos proyectos de investigación y desarrollo, en promedio, solicitan y reciben la mitad del financiamiento con respecto a los varones y publican 7% menos en revistas de mayor impacto y visibilidad. Por otra parte, solo el 10.5% de las autoridades de organismos de Ciencia y Tecnología son mujeres: casi el 90% de las autoridades integrantes del Consejo Interinstitucional de Ciencia y Tecnología fueron varones en 2017, así como el 89% de los rectores en universidades y el 73% de Secretarios de Ciencia y Tecnología (o equivalentes) [fuente: Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC)].

Romper con esta inequidad en la participación de las mujeres en el ámbito científico, tanto en su rol de investigadoras como el de gestoras de las políticas en Ciencia y Tecnología, requiere una estrategia integral que aborde esta temática desde las etapas formativas mas tempranas en las que se trabaje activamente para derribar los estereotipos de género. Ello debe ir acompañado de un aumento o mayor visibilización de modelos referenciales de mujeres en disciplinas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática. En la educación universitaria en nuestro país, casi seis de cada diez estudiantes son mujeres. Sin embargo, esta proporción no se mantiene en las distintas áreas de conocimiento sino que ya está marcada por las “paredes de cristal”: ellas son el 72% de los estudiantes de ciencias sociales, pero solo el 25% de quienes estudian ingeniería y ciencias aplicadas. Su participación es incluso más baja en las carreras vinculadas con la Programación: en 2015, solo el 15% de las nuevas inscripciones fueron de mujeres [fuente: CIPPEC https://www.cippec.org/publicacion/mujeres-en-stem-como-romper-con-el-circulo-vicioso/].

*Investigadora del CONICET en el Centro de Estudios Biomédicos Básicos, Aplicados y Desarrollo (CEBBAD) de nuestra Universidad.