75° aniversario: La lección que dejó el Holocausto

Hoy se conmemoran 75 años de la liberación de Auschwitz, el mayor centro de exterminio del nazismo. En este marco, compartimos la opinión del Dr. Mario E. Cohen, presidente del Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí (CIDICSEF) y docente de nuestra Universidad, publicada en la sección “Valores Religiosos” del diario Clarín.

El 27 de enero se recuerda el 75 aniversario de la finalización de la matanza en Auschwitz. En poco más de cuatro años se realizó en Auschwitz –Birkenau y sus campos satélites el asesinato industrializado de más de un millón de personas en su mayoría judíos europeos, también patriotas polacos, rusos, gitanos, testigos de Jehová, homosexuales, opositores, etc.  Este sólo era uno de métodos del genocidio nazi.

La lectura de un solo relato, posterior a los hechos, la del soldado de la SS Boek, nos da una dimensión de la tragedia de los muertos de Auschwitz:”Había una señal de desinfección. Abrían la puerta, arrojaban a los niños y adultos al interior y cerraban. Se oía un terrible grito. Un miembro de las SS subía al tejado (y colocaba el ZyclonB). (…)Se cargaban los cuerpos en un vagón y se llevaban a una fosa. La siguiente tanda estaba en ese momento aún desnudándse en los barracones…. Después de esto no pude mirar a mi esposa en cuatro semanas”.

Sintetiza al respecto  el investigador italiano Enzo Traversa su visión del Holocausto: “el genocidio judío es único en ..,,que el exterminio de víctimas no era un medio, sino un fin en sí mismo.”

Para que el Holocausto contra cualquier minoría no se repita, los seres humanos tenemos una potente herramienta: la memoria

En cierta medida nosotros manejamos nuestra propia memoria. “lo que ha sido no tiene en el ser sino el lugar que le damos”, escribió  Alain Finkielkraut. La memoria no es solo un recuerdo del pasado sino una proyección al futuro. Y el sobreviviente de  Auschwitz, el premio Nobel Elie Wiesel,:  “una memoria que no tomase en cuenta el futuro violaría el legado del pasado” Para Wiesel el mandato de la memoria luego de Auschwitz se divide en sus tres partes: 1º No olvidar, 2ª Recordar y 3ª Hacer recordar.

En el Holocausto, decía Elie Wiesel, no solo murió el judío, sino también el hombre y la humanidad.

Afirma Theodor Adorno “La exigencia de que Auschwitz no se repita es la primera de todas las que hay que replantear en la educación” Enseñar el Holocausto y con esto arribar a la conclusión terminante del ¡Nunca más! implica la adquisición de un seguro contra cualquier forma futura de insanía colectiva que pueda emerger. A partir de ahora debemos crear una coraza contra la discriminación, el fanatismo y la intolerancia.

Para Finkielkraut lo aberrante de la ideología nazi se expresa por el desprecio por el otro. “Sobre las ruinas de la conciencia quisieron (los nazis) implantar un hombre nuevo. Un hombre liberado del sentimiento de unidad de la especie humana, un hombre que, en nombre de la raza, repudiara la idea misma de humanidad y que, de esta manera, estuviera eximido de toda obligación para con las otras razas, para con los otros hombres …”.

Finalmente, a partir a ahora sabemos que existe una sola senda a seguir y es la dirección opuesta a la que produjo el Holocausto.

El Holocausto nos enseña que la condición humana no nos es dada, sino que se trata de un ideal a alcanzar en cada día de nuestra vida y sólo a partir de considerar al prójimo como a nuestro hermano. Si aprendemos la lección de la historia, los mártires no habrán muerto en vano.